Un espacio para ti
Hay personas que dejan huella en la vida de los demás, no solo por lo que hicieron, sino por lo que fueron. Mi padre, Alfonso Martínez Morgado, fue una de esas personas. Un hombre íntegro, trabajador incansable, visionario y, sobre todo, un ser humano excepcional que dedicó su vida a su familia, a su trabajo y a ayudar a quienes lo rodeaban.
Desde joven, soñó con surcar los cielos y convertirse en piloto aviador, pero la vida tenía un plan diferente para él. En lugar de volar aviones, voló aún más alto, desafiando las adversidades y construyendo su propio camino. Con esfuerzo, determinación y una visión inquebrantable, fundó Neocitec, una empresa que no solo representó su trabajo, sino también sus valores de honestidad, compromiso y perseverancia.
Pero más allá del éxito profesional, lo que realmente lo definía era su gran corazón y su fe inquebrantable. Mi padre siempre creyó en Dios y en sus enseñanzas, y las aplicó en cada aspecto de su vida. Su forma de vivir reflejaba su profunda confianza en un propósito mayor, y en cada decisión, en cada reto, en cada logro, su fe estaba presente. No solo nos enseñó a trabajar con esfuerzo, sino a hacerlo con valores, con humildad y con gratitud, recordándonos siempre que nada es casualidad y que todo tiene un propósito.
Fue un hombre que siempre estaba dispuesto a tender la mano, a dar un consejo sabio y a enseñar con el ejemplo. Nos mostró que la vida no se mide por los logros materiales, sino por el impacto que dejamos en los demás. Con él aprendí lo que significa la responsabilidad, el esfuerzo y la importancia de nunca rendirse.
Su partida en 2019 dejó un vacío imposible de llenar, pero también un legado que sigo con orgullo. Hoy, su recuerdo sigue vivo en cada enseñanza, en cada historia, en cada momento que compartimos.
Este espacio es para él, para recordarlo, para honrarlo y para que su historia continúe inspirando a quienes la lean. Porque los grandes hombres nunca se van del todo, viven en aquellos a quienes marcaron con su amor y su ejemplo.
Te extraño, papá. Este siempre será tu espacio.